El Arrebato

Un arrebato, una pasión, aventuras, un buen susto o un sorpresivo desenlace, muy lejos de mí.. pero me seducen. Me declaro cobarde para protagonizar una historia de relaciones peligrosas o huidas intempestivas.

Hoy en día en cambio, para ganarle a mi ansiedad, vivo la vida cuidando detalles, con los manuales “de lo que se espera”, o “el cómo debería.”. ¡Es la edad!  Me digo a mí misma excusándome… La que ya comienza a reflejarse en mis ojos, en la desaparición de mi cintura y aun más contundente, en aquellas líneas del cuello que detestas cuando te paras frente al espejo.

Para sostenerme a flote de mis aguas nostálgicas, realizo un ritual diario en la puerta empañada de la ducha, dibujando una cara sonriente y repitiendo como un mantra y en inglés:  I choose happiness!, slogan que robe a @WOHASU a principios de este año, luego voy a la balanza y antes de ver los números hago una apuesta, a la que siempre gano con una desviación de + o – dos. Y me digo YES! Nada por lo que preocuparme.. por los momentos..

El tercer y más osado de los pasos: Me reconozco ante el espejo y aunque quisiera una cara más rellena, unas cejas más pobladas y un cutis más terso, recojo las riendas de mi caballo mental que se desboca y le susurro: no hay real pa eso! Y luego de manera reverencial le doy gracias a mi cuerpo por traerme hasta acá, dígase por su propia cuenta, refiérase al día de hoy..

Es el arrebato de la imaginación que vuela, la que me salva de la monotonía de mis días,  esa que me ha acompañado desde que tengo uso de razón, la que me ocasionó que enrojeciera y casi llorara de la vergüenza un día yendo a clase a los 15 años montada en una camionetica por puesto soñando con una improbable historia de amor, un encuentro fortuito, una mirada robada, cuando sin querer lo que pensaba se volvió VERBO, y salió en voz alta, y estaba allí yo, deseando que la tierra me tragara cuando los pasajeros voltearon a ver que me estaba pasando.. no recuerdo lo que dije, solo recuerdo que era una tarde acalorada valenciana y yo tenía mi uniforme de camisa celeste y mi falda azul marina.. me da retorcijones de barriga este recuerdo.

A los 53 ya he aprendido a que no se escapen las palabras cuando sueño despierta.. de vez en cuando se escapan sonrisas picaras, o se me va el aliento, otros quizás también una que otra lagrima o un calor recorre mi cuerpo.. a veces pienso cuando sucede, si es que no estoy viviendo en la superficie de MATRIX mientras que mi verdadero yo, se encuentra sumergido en un contenedor siguiendo el script que le fue asignado.

Respiro de manera profunda y me encuentro nuevamente aquí y ahora, por supuesto que me alegra reencontrarme! Hasta que llegue el próximo arrebato.

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