Unas pocas semanas atrás, apareció en Facebook una foto que había publicado como hace 10 años cuando me gradué del Master in counseling; al volverla a ver, reviví la alegría del momento, por eso me encanta la fotografía, les confieso que uso esa técnica a menudo, tengo álbumes a los cuales visito una y otra vez, en psicología positiva, se ha comprobado que una manera de mantenerse feliz es recreando los buenos recuerdos.
Pero por ahí no va el tema de hoy, volviendo a la foto que mencioné al principio, junto a ella publiqué un mensaje que decía lo bien que me sentía ese día, pues era un logro para mí haberme graduado al mismo momento en que cuidaba de mis niños pequeños . Puse en el post en aquel momento que me sentía una SUPER WOMAN.
Una de mis amigas, de aquellas que se interesan en comunicar algo más que un “like”, me escribió que ¿por qué decía que me sentía superwoman (en pasado) y no que me siento así actualmente y eso me llevó a reflexionar:
¿Por qué no nos sentimos hoy heroínas? ¿Porque limitamos el término a proezas descomunales?, cuando, ya la condición de ser mujer es una de ellas, ¿sera que fuimos programadas con un chip de baja autoestima?
He descubierto conversando, algo en común entre nosotras, Nos sentimos heroínas al momento de contar nuestras proezas durante el embarazo, parto y crianza. ¿han notado como se nos iluminan los ojos cuando relatamos los pormenores del proceso? ¿y es que acaso DAR VIDA no es un acto extraordinario?
En un desayuno recientemente, contábamos los efectos de la epidural, los dolores de parto, o las cicatrices de las cesáreas, como si fuéramos soldados que muestran con orgullo sus heridas de guerra. También claro, recordé otros momentos de mi vida en que me sentía excluida, cuando me encontraba tratando de quedar embarazada, sin poder lograrlo, mi sensación de poca valía, y algunas aprovechaban para decirme: Ah, ¿¡no eres madre!? No sabes de lo que se trata.. yo lloraba en silencio.
Sin embargo, una vez que superamos es momento inicial de ser madre, siempre estamos en la búsqueda de la cuesta más alta, para permitirnos brevemente la auto-palmadita en la espalda cuando la alcanzamos; pero les digo: cada una en su cotidianidad realiza cosas extraordinarias, las cuales no interpreta como tal y por tanto no siente esos SUPERPODERES.
¿Por ejemplo, no te has sentido la MUJER INVISIBLE? De pronto la ropa sucia tirada por todos lados, y luego aparece dobladita en las gavetas. Nadie lo nota, nadie agradece, eres invisible.. y el que me diga que no es extraordinario mantener constantemente esa dinámica, no vive con otros seres humanos.
Y no te has sentido FLASH? te levantas antes que todo el mundo, despiertas a los niños, tiendes la cama, preparas el desayuno, alistas loncheras, te alistas para salir a trabajar y eso en menos de media hora..
O la mujer de PIEDRA, cargando con los problemas personales, laborales, los tuyos, los de tus hermanos, lo del esposo, como si fueran livianitos, con una sonrisa en la boca.
Todos los días hacemos que las cosas ordinarias sean extraordinarias, cuando apartamos nuestras necesidades y tratamos de atender a la de los demás, sobretodo cuando lo hacemos con amor y sin esperar nada a cambio. Nuestro superpoder radica en el corazón, en la entrega y al servicio de la humanidad.
¿Entonces somos Mujeres MARAVILLAS o no? Aquí entre nos, cada una tiene un super poder oculto que saca en situaciones apremiantes.
Las reto a que descubran y compartan conmigo ¿Cuál es tu SUPER poder?
Jajaja