Blue

Cuentos de Cuarentena 3

Tener un día blue es algo familiar para mí, pero tenerlo en cuarentena me asusta un poco más; otro hermoso día asoleado, la misma casa, con la misma gente, y aun así, me levanté simplemente porque lo tenía que hacer, apesadumbrada, con pensamientos negativos que secuestran mi día, me recuerdan la terrible y tonta canción del gusano que cantábamos cuando estudiaba psicología: “Nadie me quiere, todos me odian, voy a comer gusano…” los días blue, me siento poco querida, sin sentido de vida, sola. Me imagino que a todos les ha pasado alguna vez. ¿Porque la mente trae de cuando en vez estos pensamientos para fastidiarte la existencia? ¿serán reminiscencias de tu niñez, vidas pasadas, la relación con tus padres en los primeros siete años? ¿la perimenopausia? Tal vez hay días que no existe explicación alguna.

Yo era de las que creían que al entender la causa, mejoraba todo, que la meta en terapia psicológica era lograr ese “AJA momento” (Insight) pero ahora que soy un poquito más sabia, no más vieja, OJO, he entendido que no es así, intelectualmente puedes entender las emociones, pero si activamente no pones de tu parte para cambiarlas, se convertirán en excusas perennes para no tener una vida plena.

Así que lo primero que hice al levantarme, fue tomarme un momento para identificar en que parte de mi cuerpo se sentía esta particular tristeza, Me sentía desprotegida con necesidad de abrigo, la sentí en el pecho y en los brazos, respire profundo, me estiré y busque un suéter suavecito para ponerme. Luego, a pesar de mi desmotivación, eché mano de la actividad que me ha ayudado en el pasado a superar esta sensación: dije con voz clara y fuerte en la cocina: ¡ALEXA, play Carlos Vives songs!  y comencé a moverme al ritmo de “LA BICICLETA” no funcionó!, al parecer no son los ritmos vallenatos los que me suben el ánimo, mas bien me puso más nostálgica. Lo mío siempre ha sido la SALSA para levantar el ánimo, y si es vieja mejor, “Aquel viejo motel, de pobres luces, de todos el peor… (como entenderán, la pobre de Alexa no consiguió la canción) así que como tercera acción, recordé que la tristeza en otras culturas se compensa haciendo, por ejemplo, los asiáticos cuando están tristes, enojados, o frustrados, trabajan con sus manos, En mi caso, decidí que haría unas EMPANADAS DE POLLO para el desayuno, yo nunca las hago pues son laboriosas, la masa me quedó aguada, y la primera empanada me toco convertirla en UFO, parecía un platillo volador con pollo que se asomaba por la ventana, después de algunas correcciones, la siguiente empana salió como debía: una bella luna creciente.

A media tarde me tiré en la hamaca y miré al cielo, las nubes pasando me recordaron, que todo cambia, cada instante es único, la vida es un cumulo de momentos, y cada uno debe ser aceptado, me sentí fluir con mi tristeza, y al finalizar el día mi ánimo mejoró.